viernes, 21 de diciembre de 2007

Lluvia

Esta lloviendo, siento en mis huesos la humedad del ambiente, no sé el porqué pero la lluvia me pone meláncolica, suspiro mientras la veo caer, ora fuerte, ora débilmente, escucho el viento que azota las persianas con fuerza, se mueven con un extraño ruido metálico.

Me asomo y veo como la vecina de al lado se apresura en llegar al portal colocando torpemente la llave en la cerradura luchando inútilmente (pues ha acabado empapada) con el paraguas y la lluvia, resuena un trueno a lo lejos, apenas he llegado a vislumbrar su luz eléctrica pero a sonado muy cerca.

El parque que se ve desde mi balcón me muestra que ya esta anocheciendo, ese color anaranjado mezclado con la gris y uniforme capa de agua me encanta, se me escapa una sonrisa las losas blancas están empapadas y adquieren un color mate, un charco se acumula en la calzada, una niña camina lentamente con el paraguas cubriéndola suavemente, lleva el pelo suelto, es largo y se le está encrespando con la humedad, un deportivo rojo pasa a toda velocidad creando una gran ola de agua que tira al suelo a la niña, está empapada y confusa.

En ese continuo fluctuar de gente, me detengo a ver a un hombre, un hombre de pie bajo la lluvia, con una expresión serena a pesar del agua helada que le caía encima, otro rayo hace brillar la calle entera, me recorre un escalofrío cuando la luz se va en mi edificio, la calle también esta a oscuras, noto como ese hombre me mira allí fuera.

Puedo ver su cara, un leve reflejo blanquecino que refleja su palidez natural, ojos negros, una mancha blanca en la oscuridad, un brillo tenebroso y amenazador su mirada refleja la muerte misma, la luz de las farolas se prendé de pronto, sorprendiéndome, allí donde antes estaba ese hombre no hay nada, me aparto bruscamente de la ventana. Estoy sola en casa así que enciendo la televisión y miró durante largo rato a los ojos de Luca mi gato, sus ojos amarillos e inteligentes, y su pelaje negro y sedoso que no me canso de tocar, se sienta sobre mi regazo dándome el calor que necesito, porque se me ha helado la sangre.

Diría que lo único verídico en este relato son los ojos de Luca, de hecho, es un gato negro que tuve hace tiempo, lo recogimos de la calle, y, de hecho sus ojos amarillos eran lo que más amaba de él, me queda mucho sola en casa y él me hacia compañía durmiendo conmigo en mi misma cama, creo que si hubiera sido un ser que se transforma en humano me habría enamorado de él xDD.

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